Proclamaciódel Santo Evangelio según san Juan:
GLoria a ti, Señor Jesús.
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: <<Os aseguro,el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo emvía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si loponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quienes he elegido,pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado". Os lo digo ahora, antes de que suceda,para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado>>.
Pal a del Señor:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Homilía:
Descubri a Dios en los hermanos...
Paz y bien hermanas(os) en Jesucristo, la Palabra de Dios, hoy nos lleva a redescubrir en cada ser humano la verdadera presencia de Jesús, que cada día sale a nuestro encuentro para darnos la salvación.
Jesus nos invita a descubrir que el ser humano, no es ni más, ni menos sino, que todos somos iguales, Jesús, nos enseña lo mismo que quiso enseñarle a sus discípulos, la humildad y el servicio, estar dispuesto a ser el servidor de los demás para poner en practica las enseñansas del Maestro Jesús deNazaret.
Jesús, nos sale en cada momento al encuentro en nuestra propia historia,para buscarnos y llevarnos a la salvación.
Jesús, nos recuerda: que el que recibe a un enviado suyo, es a Jesús mismo a quien estamos recibiendo, y que quien lo rechaza ,no rechaza a EL HERMANO, SINO AL MISMO JESÚS. Y de igual manera, nos hace caer en la cuenta, que quien recibe a Jesús, es al mismo Padre Dios, a quien recibe, y al que rechaza a Jesús, rechaza al Padre Dios.
Jesús nos pide, tratar las cosas de Dios con respeto y lo sagrado, darle todo el respeto que se merece, y estar siempre pendiente de aceptar a Dios, en nuestro corazón y alma, y hacer con el el camino de verdad y vida.
Todos nosotros reconocemos en la sagrada Eucaristía la presencia viva y real de Cristo.
Desgraciadamente, no acostumbramos a creer en la presencia real del mismo Cristo,en la Iglesia,en sus miembros,sobre todo en los más pobres, en los miembros que sufren persecusión y martirio,en las comunidades,en los más abandonados y solitarios.